Como siempre mi madre se encontraba ahí, presenciando todo y sin decir
ni una palabra solo me consoló y medio que no lo volviera hacer. Lo único que hacía
era contenerme y no decir ni una palabra. Guardándome cada vez más ese odio y
resentimiento que poco a poco acababan con mis ganas de vivir.
Hoy como era de suponerse tenía que lidiar con los chismes de toda la
escuela. Preguntándome casi toda la escuela "pobrecita que te paso"
mendiga gente chismosa como si no hubieran presenciado el espectáculo de ayer,
solo se dedican a criticar y observar la vida de lo demás parece que no tuvieran
que hacer.
En ese momento decidí que mis
padres se habían convertido en el peor error de mi vida y sobre todo en mis
peores enemigos; y es que no podía evitarlo. Eventualmente se presentaban de
manera constante peleas, regaños, golpes, gritos que iban más allá del límite
moral de cualquier familia y como siempre mis vecinos eran los acababan presenciando
todo y comentándolo a todo el mundo, figurando entre nosotros esa sombra
taciturna.
Sobre todo para mi padre el siempre intento engendrar a una hija
"ideal que cumpliera siempre con sus expectativas por que como él siempre
me decía tu eres y serás mi mejor imagen que tenga que dejar después- y era precisamente
solo eso. A toda costa quería convertirme en una imagen superficial que se
subordinara a él. Mas sin embrago mi idea siempre fue llevarle la contra en
todo lo que fuera posible, lo que provocaba que él se enfureciera mas conmigo y
hasta veces creo que me tenía miedo.
Mi padre sobre todo trataba de que yo fuera bien en la escuela, que yo
fuera ejemplar y no anduviera en malos
pasos pero esa situación me tenia arte yo solo quería ser una chica normal como
cualquier otra. Pero jamás los entenderé o peor aun ellos jamás entenderán de
lo que soy capaz por lograr cumplir mis convicciones a costa de todo lo malo
que he sufrido y he prometido que todo lo malo que me ha sucedido y todas
aquellas personas involucradas en esta desdicha tan grande que estoy pasando,
la pagaran muy caro tarde o temprano.
Desde que tuve la pelea con mi padre prometí que no le dirigiría jamás
la palabra, a menos que el primero me pidiera perdón y de no ser así no me
importaba, para mí el cariño de padre jamás existió en mi vida.
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